A las 11:37 de la noche casi todas las líneas de autobuses del a terminal de Observatorio están cerradas, especialmente si es domingo. Afortunadamente, había una con un camión que salía a medianoche. ¿Pero por que eso debería importarme? ¿Cómo es que estoy en la terminal de Observatorio a las 11:37 el domingo por la noche?
Sé que hace varios días que no hay post, pero el de hoy y mañana compensarán la falta. De ningún modo he estado ocioso, he aquí lo acontecido durante los últimos días. El viernes después de clases, partí con uno de mis hermanos a Querétaro, para visitar al tercero. Esa misma noche salimos a festejar a un buen amigo cuyo matrimonio se aproxima. La Loca. Así es, la Loca se va a casar. Que... loco. Disfruté de unas buenas chelas enriquecidas con whiskey (chelas hardcore) y luego fuimos en busca de los reglamentarios tacos de parranda, pero el mercado estaba cerrado. Afortunadamente para todo mundo, los baños del mercado estaban abiertos. Ahh un baño de marcado en la madrugada... vaya si era un lugar inmundo. De verdad agradecí al ingeniero que nos diseñó capaces de orinar sin tocar absolutamente nada. Un don cuyo valor apenas entonces aprecié en toda su magnitud.
El sábado nos levantamos tarde y medio crudos y fuimos un rato a una comida con la familia de Kata (la novia de mi hermano en Querétaro) donde no faltaron los tacos ni las caipirinhas. Al poco rato partimos y nos dispusimos a celebrar la tan esperada sesión de D&D. Fue una sesión extraña, muy divertida y con relativamente poca violencia. Ahora estoy usando una character sheet de Eberron y está poca madre. Una verdadera lástima que tan pocos sepan que chingados es D&D, una character sheet o Eberron.
Tras toda una noche jugando rol, llegó el domingo y emprendí camino de regreso a casa. Llegué acá justo a tiempo para ponerme darme un baño, ponerme unos jeans negros y prepararme para rockear como demente en el añoradísimo concierto de Amon Amarth. Fui a casa de Brian y esperamos a George, ya que en su auto llegaríamos al toquín. Llegar al Amon Amarth no fue fácil para Frodo, y ciertamente tampoco lo fue para nosotros. Obviamente, nos perdimos. Llegamos a una parte de la ciudad donde la gente vive en vagones abandonados de ferrocarril, al lado de un río de aguas negras. Le preguntamos a miles de personas, y recibimos miles de versiones de cómo llegar a la arena, pues el concierto fue en un lugar que aparentemente es mas apropiado para la lucha.
Vagábamos por las calles de Tlanepantla buscando un rostro amigable, cuando repentinamente bajaron de un vocho un par de sujuntos, con la facha inconfundible del que va a un concierto de metal, ropa negra, pelo largo, cara de malos y brazos pródigamente tatuados. Les preguntamos donde era el concierto (lo sabrían sin duda) y su respuesta fue un dedo señalando a otros mil con el mismo estilo. Llegamos a la arena. Entre la comunidad del metal, el ambiente suele ser mucho mas cordial de lo que el observador externo suele pensar. Tanta algarabía nos dio sed, y Goerge no había probado la chela en meses.
Vimos aun individuo beber gustoso de una bolsa con popote, camuflada con otra bolsa de papel. No hizo falta preguntarle para que nos contestara con la mirada qué estaba chupando felizmente sentado en la banqueta. Bien, eso indicaba que alguna tienda en las proximidades vendía chelas en bolsa y popote sin el más mínimo escrúpulo. Fuimos a la tienda. Yo no tenía ganas de tomar chela por que había comido muchísimo en mi casa, y no quería tener la panza pesada a la hora del headbang. Así que compré un redbull y ellos unas Indio de 1180ml. Fuimos al auto a dejar un disco que Brian tenia en un bolsillo, le habían dado dos sorbos a su chela, cuando la ley de Murphy se manifestó como la ley de la Policía.
De la patrulla se bajaron dos oficiales, y antes que supiéramos que pedo, Brian y Goerge ya estaban a bordo en calidad de detenidos. Una sola idea llegó a mi mente “...CARAJO...”. Se los llevaron y yo me quedé en al auto, sin boleto (los tenía Brian) y sin la mas puta idea de donde estaba, por que una cosa es llegar a una Arena perdida en el culo de Tlanepantla y otra muy distinta es saber salir.
Después de un rato, la patrulla regresó y de ella bajaron mis amigos, a salvo pero con doscientos pesos menos y en un estado intermedio entre el lamentar la corrupción de la mordida y el celebrar que no se perderían el concierto después de todo. Para ese momento, la primer banda (Sabacthani) ya estaba terminando. Y llegó el turno de Man At Arms (¿alguien se acuerda de que en He-Man salía un wey llamado así?). El primero en salir fue un bajista, ataviado con unas hombreras como de americano, pero de cuero negro y con piquitos y cota de malla colgando a los lados. La barba larga de los lados y afeitada en el mentón, como haciéndole burla a cierto Hombre-X. Luego entró en escena el vocalista.
Rastas hasta la cintura, uñas rojas, una cabeza demoníaca de plástico en la bragueta y una madre de cuero en forma de pentagrama apretado en el torso y el cinturón una espada con la guarda dorada. Pero que cosa tan pinche rara. No tocaban mal, pero no es el tipo de onda que a mi me gusta, sobre todo cuando el vocalista comenzó a arañarse la cara y la panza. Muy del estilo de Iggy Pop, pero veinte años mas tarde. Cuando esos weyes se fueron, comenzó lo bueno.
Johan Hegg es gigantesco. Tocaron mucho y muy bien. El slam se puso medio denso, pero no soy fan de eso. Yo voy a los conciertos a escuchar música, no a pelear con extraños. Fue un excelente concierto, no pudimos evitar salir de ahí con las playeras del tour y todas las ganas del mundo de comprar su último disco y también el próximo. Y el próximo. Y el próximo. Metalwrath y Avenger fueron canciones que disfruté especialmente, por que son verdaderamente emotivas. Fue un gusto ver a Johan Hegg tomando Modelo como si no hubiera un mañana (se pasó el concierto chupando sin piedad) y brindando en su extraña versión del español. ‘Alriba, al bajo, al centro y al dentro’.
Después del concierto, me dieron un aventón a Observatorio, donde tomaría un autobús a casa del wero, donde estaba mi auto. Jamás me pregunté si habría salidas a esa hora. Supongo que corrí con suerte.
Otra cosa digna de notar fue una increíble demostración de sabiduría del guerrero, que sin duda le quitará el sueño a mas de un hermenéutico.
“¿Han notado que ADN también puede significar Apocalipsis Demoníaco Nuclear?”
-Brian Hurley O’bollocks.
Tanto saber me aterra. De verdad.
