Sunday, February 19, 2006

Circus! Circus!

El Circo de los Toreros Redimidos.

No hace mucho hablé de la tauromaquia. Y es más que claro lo que opino el respecto (yo opino…). Y ésta saga a penas y tiene que ver con los toros, tiene mas que ver con el evangelio por televisión.

Todo comenzó, desde luego, en el circo.

Por una serie de eventos jocosos, hoy fui al circo. Hacía como una década que iba a un circo, y me sorprendió lo precisos que eran mis recuerdos al respecto. Sin duda, siendo niño es maravilloso ir al circo. También ahora fue muy bueno.

Los boletos en una taquilla que con mover un par de pernos se ha transformado en caja de trailer, sintetizando la naturaleza nómada de la familia circense, y de paso haciendo una referencia romántica y melancólica a los vagones de tren de antaño. El piso de tierra con islitas esporádicas de pasto entelerido y seco, abrumado por el tránsito de zapatos. Luego la carpa, el piso alfombrado ahora de aserrín, medida séptica común en las pulquerías y otros establos similares.

Si bien a los ojos les toma un instante acostumbrarse a una intensidad lumínica sensiblemente menor que en el exterior, el olfato no tarda en caer de bruces en una marabunta de estímulos; palmitas de maíz, madera, animales, dulces, gente, niños y el olor extraño que tiene la lona plastificada. Todos juntos conforman el olor a circo, y cuando somos niños, ese olor llega a convertirse en sinónimo de expectación ante esa manifestación de la fantasía, esa aventura teatral onírica.

Me divertí muchísimo. Ver las caras de los niños en un circo es algo increíble. ¿En qué momento perderemos esa capacidad de asombro? ¿Cuándo dejamos de disfrutar las cosas simples?

Entre el público, había un torero retirado. Hay un puñado de cosas que pueden llevar a un torero al retiro (o a la gloria). Idealmente, claro, es la muerte. Pero por lo general es la edad, o la salud, o la preferencia sexual hacia invertebrados marinos. Ninguna era el caso de éste torero en particular. No. Éste tuvo una visión. Y no una visión como en “Bill Gates tuvo la visión de un sistema operativo con interfase gráfica”. No. Una visión como las que tenía Job o Moisés o David (¿Reuben?).

A él, se le apareció la virgen.

Ya no torea más. Ahora, evangeliza por televisión. Cuando no está en el circo, claro.