Thursday, November 20, 2008

Nice & Easy

Mother Nature, in Her infinite wisdom, saw fit to make manhood essentially dumb-proof. There are few secrets on being a man. There are more tips really. Being a man, I will share some advise that may prove handy sometime.

Some advise on shaving.

I you, like me, happen to be bless/cursed with a thick manly beard, you probably agree that it can prove cumbersome to keep it reasonably vermin-free and trim. Shaving is about as easy as brushing your teeth, once you get the kick of it. I grew a yucky beard when I was about 14 and it made me look like a hobo-racoon. So, following a tradition of millenia, my fathar showed me how to get rid of it for a good 24 hours.

Now, unless you are 13 or outright stupid, you don't cut yourself too much by now. I been shaving for about a decade so I have seen my share of blood-stained foam.

If you get cut often, you need a sharper blade. You get cut when you apply too much preassure, and you do that to compensate the fact that your razor is not getting the job done.

Now, you can get a Hatori Hanzo-sharp razor and still do a shitty job if it gets clogged with beard and foam. If you live in the 21st Century, odds are you use a semi disposable razor, with two (I recomend three) paralel blades, with about a millimeter between them. You need hot water to unclogg that space. How hot? As hot as you can get it.

As in many other things, the importance of lubrication cannot be overstressed. Foam, gel or soap will do the trick.

Thats pretty much it. There is plenty of folk's lore on wether you should shave up or down. Do it anyway that does not leave your skin irritated. Aftershave? Skip it.

A barber's blade will give you the best shave, but you need to know how to use or there will be beheadings. Those things are ridiculously sharp.

Tuesday, November 04, 2008

Today is a fine day.

I think Obama is going to win.

Monday, November 03, 2008

It is time.

Es un experto. Los seiscientos cincuenta centímetros cúbicos de su Honda CBR están dando su mejor desempeño. Ésta curva siempre ha sido interesante, su peralte, su ligera cuesta arriba. Es mejor llegar en quinta, pera tener todo el torque disponible- cuarta para salir. Los cuatro pistones zumban furiosos, a trece mil revoluciones por minuto, saca el embrague a la tasa correcta, el peso de la motocicleta se transfiere a la llanta trasera y con él toda la tracción. Vale la pena cortar por dentro.

Los eventos del siguiente segundo fueron definitivos para Andrés. No tuvo tiempo de pensar en la cara de su mamá cuando le avisaran, en el interrogatorio que le esperaba al chofer del camión, ni en sus compañeros de arquitectura, ni en la casa de Valle ni en los labios de Sofía en ese antro de Acapulco. No pensó en los cuatro gramos de cocaína escondidos junto con su laptop, ni en sus gafas Gucci.

Solo pensó en la Catrina. Los viejos mitos tienen la maña de asaltarnos en momentos fatídicos, después de todo nuestro imaginario colectivo es también nuestro imaginario personal.

Sale el embrague, pero el pánico no tiene tiempo ni de entrar. Los discos delanteros al rojo vivo, un rechinido, un instante de ingravidez, luego un ruido sordo, el radiador del motor diesel, el cielo, el pavimento, la nieve al lado de la carretera, el crujir de su cráneo. Después de todo, el casco habría arruinado su peinado.

Estaba boca arriba. Entonces la vio. Siempre pensó que vendría vestida de negro, con cara de calavera y el olor a panteón. Era toda blanca, las mangas ajustadas de su vestido y su sombrero de ala ancha, casi parecía una novia. Se movía con una gracia increíble y con un movimiento ágil y sutil descubrió su rostro. Su bellísimo rostro. Unos ojos tapatíos grandes y negros, facciones finas, piel de porcelana y una boca como una fresa. Su aroma era dulce y agradable. Su presencia era reconfortante, le quitaba importancia a todo lo demás.

Había cierta certeza de que seguir su calidez era tan deseable como inevitable. También se adivinaba una autoridad absoluta.

“Es hora. Tenemos que irnos.”

Andrés no discutió.



Con un día de retraso, pero feliz Día de Muertos.