Sunday, November 29, 2009

Rain?

Noviembre es mi mes favorito. Siempre lo ha sido, tiene algo vagamente nostálgico que siempre me ha gustado. Noviembre es de días nublados y siluetas recortadas contra fondos grises, una Luna magnífica, cercanía de invierno, un año que agoniza. Noviembre en mi mente es adjetivo. Tiene que ver con cosas que se terminan y luego renacen. Tiene que ver con Berlín, con pan de centeno, con el molino abandonado, con tazas de café en la ventana viendo la lluvia con Karla. Hay ocasos que saben a Noviembre y conversaciones que suenan a Noviembre. Extrañarte y pensarte y perderte y escribirte son cosas muy Noviembre. Al final, la cualidad del mes se decanta al fondo y los últimos días de Noviembre están muy concentrados.

Me gusta, pero está bien que sólo haya un Noviembre al año.

Cuando te haya extrañado tanto que no lo soporte y quiera refugiarme en tus días de Sol pálido y leer el poema más triste del mundo y ponerme otra vez en ese humor de gotas en el parabrisas y mi coche viejo y sorbos de café desganados, se terminará Octubre y pasaremos otros 30 días de blues y paseos sin prisa ni rumbo, con un poquito de frío.

Monday, November 02, 2009

Heat exchange.

Poner mi taza junto a la salida de calor de la computadora hace que mi té dure más tiempo caliente.

Supongo que por eso seguimos usando procesadores que se calientan. Así, la relación entre el té y las computadoras energéticamente poco eficientes es complicada; ¿cómo mantenían el té caliente antes? y ¿cómo lo haremos en el futuro?

Supongo que con advenimiento de procesadores fríos el té helado reinará supremo.

Y si tienes gripa, que te muerda el puerco.