Monday, April 26, 2010

Is gonna be the day.

Hoy es 26 de Abril y se me hace un buen día para hablar de aniversarios. Los aniversarios marcan más que los años que han pasado, marcan el significado que no ha pasado. Sin ellos, el pasado sería una masa borrosa e indistinta y el presente sería todavía mas misterioso y confuso. Sí, me gustan los aniversarios. Me gusta imaginar y leer el hoy de hace un año y de hace tres. No es que la nostalgia sea saludable, pero perspectiva histórica es vital. Hay que ver el patrón para poder romperlo.

Hoy fue el bombardeo de Guernica. Y hoy fue el accidente de Chernobyl. Ambas son cosas importantes, y ninguna es algo que se deba celebrar. Ambos eventos marcan grandes tragedias y ambos nos dejaron cicatrices. Las cicatrices el hombre y del mundo conforman la Historia y tenemos un compromiso con el futuro de no olvidar el pasado.

Aun si las heridas tardan toda la vida en sanar.

Monday, April 19, 2010

BE the monkey.

You don't have a mohawk or wear a mohawk. You sport a mohawk. Not only that, but you sport it with a manly sport. Like war! Or rugby! So, why do you rugby a mohwak? For the same reason you verb any other noun-- no convey a message. The message can be:

1.-I find fashion pointless, styles are ridiculous now as they were five centuries ago.
2.-I reject mainstream aesthetics.
3.-I'm a mohawk.
4.-No. Fuck you, I'm a mohawk.
5.-I drive a taxi.
6.-I am not like you. I don't want to look like you.
7.-I have something to take care of (which really is what mohawks are supposed to mean)

And then you take off the mohawk. Maybe you are not mad any more. Or you don't want to look too threatening. Or you figure that the less hair you have the easier the tin foil hat fits.

Yes. Yes I wear tin foil hats. Lol all you want, but I aint lettin them cias read my mind and discover were my moonshine be stashed.

Besides, very short hair reminds you of your much needed space-monkeyness, that evasive quality of the selfless warrior, that acceptance of temporality and the inherent courage and noble passion of those who are truly devoid of fear.

Space-monkeyness is a very samurai concept: it has a lot to do with being able to take in good humour the adust and spartan stance before the world that truly leads to the Way of the Warrior.


Ice cream makes happy monkey happy.

Saturday, April 17, 2010

Last.

-Todos los días son más o menos la misma mierda.
Hablaba con una decidida autoridad. Era una desgracia que hablara solo, cualquiera habría sido afortunado en escuchar sus enseñanzas. Se sentó en la boca de la cueva, y observó el cielo. Continuó:
-Y todos los días uno se quiere salir del Mundo. Todos las noches uno se va a dormir con la esperanza de no tener que despertar de nuevo, pero siempre despiertas de nuevo. Siempre vuelve a salir el Sol. Hasta que un día, agarras de dios de buenas y te deja irte. Y ese es el mejor día de tu vida.
Desde luego, hasta los más sabios de entre los anacoretas tienen días agrios y éste era particularmente intenso para el Hombre de la Cueva. Había renunciado a su nombre al mismo tiempo que a todo lo demás. Su único tormento era no poder renunciar a su soledad, pero

Ah que hueva de cuento.

Al pendejo ese le pasó algo bien chido y se le quitó lo amargado. Vio un pájaro bien bonito o una nube o alguna de las estupideces que siempre escribo. Al final se supone que tenga que ver con mi pinche noción de que el mundo es muy bonito y que la gente que lo ve así tiene algo de noble o de especial. No es así.

Estoy harto de escribir.

Fin.

Wednesday, April 14, 2010

Text unrelated.

El primer sábado de Agosto de 1929, en Chicago.

Detesta tamborilear los dedos. Lo detesta porque es el signo inequívoco de que no se le ocurre nada, y eso es un problema. Es un problema porque para Sam, pensar cosas constituye su oficio. Si no se le ocurre un cuento pronto, no lo va a tener a tiempo para el complemento del domingo. Por puro afán de hacer algo, tecleó un título en su máquina desvencijada, su vieja amiga de cinta pálida.

Dibuja en el aire algo parecido a una trama, hasta se imagina un personaje, pero nada más. Decide de pronto que aquello no tiene por que ser precisamente un cuento. Puede ser sólo un ejercicio narrativo, calistenia para la la redacción. Quiere escribir sobre alguien que está haciendo algo, y de pronto algo absurdo ocurre, y la historia termina poco después de eso.

Mientras piensa en cómo darle un giro interesante a su historia, un cerdo con una capa de super héroe entró volando por la ventana.

A Sam se le cayó el café-- estaba profundamente impactado por el rechoncho personaje que lo miraba con los brazos en jarras y un copetito rubio oleando a un viento inexistente, la mirada fija en el horizonte (la puerta del baño, en éste caso). Lo miraba de reojo como esperando que dijera algo, pero Sam no podía hablar. Entonces el cerdo dijo:

-¡No temas mortal! He venido a regalarte un refresco de lima-limón bajo en calorías, una pipa, una fotografía instantánea de un hamster en una jaula colgando de una caña de pescar en el mirador de la torre Eiffel y una caja de madera labrada y cubierta por dentro de piel de cocodrilo: en esa caja hay una llave de un locker en el gimnasio de Universidad de Chicago-- en ese locker hay un papel con un anacronismo y un teléfono celular. El único número en la memoria de ese teléfono es el de tu verdadero amor. ¡AAAAHH-ehh—OINK!


Y con un zumbido atravesó el departamento para salir por la ventana de la cocina como un misil.

Sam tenía mucha sed y estaba cuidando su peso, así que lo primero que hizo fue tomarse el refresco de lima-limón bajo en calorías, pero inmediatamente después fue a buscar el locker del gimnasio. Exactamente seis meses después, le quita el pelo de la cara a Anna, dormida en su hombro en el sofá frente a la televisión, mira la fotografía del hamster enmarcada y le agradece de corazón al que inventó el cuento sin sentido.

Monday, April 12, 2010

@ the bar.

Recuerdo particularmente el día que lo conocí.

-Mira, no te ofendas, y muchas gracias Satanás, pero la verdad es que no me interesan las putas de seda.


Desde el principio insistió en que le hablara de tu. Y la verdad es que es fácil hacerlo. A él le importa muy poco cómo le digas, entiende bien que necesitamos una palabra para referirnos a las cosas. Porque lo que es en realidad ni siquiera se puede pronunciar. Es difícil describirlo. Recuerdo que ese día traía una camisa azul muy fina, que a mi me parecía que le quedaba un poco chica, pero seguro él creía verse guapísimo. En fin, le serví una cerveza oscura. Yo pensaba que el Demonio pediría algo sofisticado, un martini por lo menos-- con los días me fui dando poco a poco cuenta de lo diferente que es en realidad a la forma en que nos lo imaginamos.

Siempre llega cansado y vagamente triste, y si no se vistiera tan bien parecería que trabajaba en una oficina. Abatido, se sienta con la cabeza gacha en la barra y me llama con la mano. A veces bebe un trago y se va sin decir nada, pero a veces tiene ganas de platicar. Es muy listo. Cuenta unos chistes magníficos. Y deja propina. Y para como están las cosas, no soy nadie pare despreciar una buena propina.

La única vez que de verdad lo hice reír fue cuando que le pregunté si no estaría triste porque su trabajo fuera demasiado bien.

Ese día me tomé un vodka tonic con él. Ah y eso, estoy seguro de que insistiría que en la minúscula, no querrá que se lo vayan a confundir con Él, ¿sabes? Fue gracioso. Porque estoy bastante seguro de que no cree en Dios. Al menos nunca se queja. Y de verdad creo que somos algo parecido a los amigos. Yo trabajo aquí, y nunca lo he visto fuera del bar. Supongo que comprende que yo trabajo aquí pero él no; él no viene a venderme nada, sólo a tomarse un trago. Por eso nunca ha vuelto a ofrecerme nada. Nada. Ni un cigarro. El día del vodka tonic me lo pagué yo.

Me pregunta cosas obvias. Cosas que uno pensaría que ya debería saber. Cosas como si extraño a mi hermana o si me gustan los gatos o si me da miedo tal o cual cosa o envidia tal o cual tipo. Creo que podemos ser amigos porque en general me gusta mi vida, y no se me queman las entrañas por cambiar nada.

Hace una semana que Satanás no viene y estoy un poco preocupado.

El mes pasado tuvo una racha con la idea de que el hombre era una cosa de verdad maravillosa. Y es que él es viejo, muy viejo. No le sorprende nada y se las sabe de todas todas, pero me dijo que el hombre todavía lo toma por sorpresa a veces. A lo mejor por eso viene al Mundo. Supongo que a Dios le pareceremos más aburridos. Creo que él es más como nosotros. Es algo que he podido leerle entre líneas. Que está muy por debajo de la implacable imparcialidad del mero mero. Parece ser una criatura intermedia. No sé si haya más. Tal vez.

La última vez que lo vi le pregunté si le gustaba su existencia. Tardó en contestar. Le dio un buen trago a su cerveza y luego un par de fumadas a su cigarrillo, con la mirada clavada en el estante detrás de la barra. Luego inclinó la cabeza con una sonrisa a medias.

-La verdad es que ya no estoy seguro.

Suspiró. Y se terminó el cigarro en un silencio pensativo.