Wednesday, April 27, 2005

Go figure.

Estaba en mi auto, bebiendo una rica chela en compañía de Brian y Erandi. Escuchábamos música y discutíamos temas de actualidad, como el dasafuero y las tallas de sostenes. Repentinamente mi teléfono suena. Contesto y me sorprendo.

“Buenas tardes, ¿ahí puedo ver lo de los payasos?” preguntó una voz de mujer. El lector comprenderá mi reacción inevitable. “Si, así es. Dígame”. La señora me explico que la diputada había dicho que pasaría a recoger su anticipo, pero que no había llamado. Le pasé a la diputada Erandi. “Si, ¿en que podemos ayudarle?”. La señora repitió su historia. Erandi sucumbió a la risa, y le pasó a Brian. “Hola, habla el Payasito Pulquito”.

Nos reímos muchísimo y la señora colgó. Paso apenas un sexto de hora cuando mi teléfono sonó de nuevo. “Hola, ¿me podrían atender con respeto por favor?” La señora de nuevo. Hay maderas que no agarran el barniz. “Si, usted perdone”. Le pasé a Erandi. “Hola buenas tardes... con Laura Flores. Sí, en seguida la comunico”. Brian tomó el teléfono. “¡Hoooola! ¡Payasos S.A.! ¡Le atiende Pulquito!” Increíblemente, la señora repitió su perorata. Me pareció que era demasiado. Tome el teléfono y te dije: “Mire señora, la verdad es que usted se ha equivocado de número. No somos una compañía de payasos, nada mas somos gente extraña. Aun que sí somos graciosos. ¿Cómo dijo? No señora, no se el número de ninguna agencia de payasos.”. Colgó.

No habíamos dejado de reír cuando mi teléfono clamó por tercera ocasión. Contesté. “Hola, buenas tardes, ¿a dónde hablo?” preguntó la ahora familiar voz de la señora. “Éste es el teléfono celular de Dios. Está hablando con Dios. ¿En que puedo ayudarle?”. –“... estoy tratando de localizar a la diputada que quedó de ir por su anticipo. ¿Sabe el número de los payasos?”.

“Yo lo se todo. Yo cree a los payasos.”. La señora no volvió a llamar.

Monday, April 25, 2005

So sassy.

El viernes salí de clase sumamente sediento. Y hambriento. Ambas cosas tienen agradable remedio en las Enchiladas, donde comí y bebí cerveza con algunos cofrades. Luego, fuimos a casa de Fubu, donde una mesa de billar, unas caguamonsters y luego un par de pomos de ese veneno al que algunos llaman ron dieron tregua a nuestras atribuladas mentes.

Sin embargo, los colegas doctores del Sr. Fubu iban a cenar y un septeto de borrachos impertinentes no hacían juego con la decoración, ni quedaban a tono con el postre ni el guisado. Así que tras dar las gracias y despedirnos del Ámese Fubu, partimos a casa de Ozzy. Habían llegado Brian y Sean, que amablemente nos dieron pizza en su casa para recuperar fuerzas.


Una vez en casa de Ozzy, nos entregamos de nuevo a los placeres de Baco. Prontamente Brian demandó la compañía de su mujer, así que fuimos por ella. Luego Flasto se me aproxima saltarín como siempre y recomienda un bar irlandés en el centro. De irlandés tenía muy poco aquel bar (con la salvedad de ser verde y tener un poster de un trébol de cuatro hojas) sin embargo una característica fundamental si fue respetada; la venta de Guinness.

Ah, manjar de malta, líquido oscuro como las noches gaélicas y espeso como el revolotear de pixies y sprites entre el cielo y la verde planicie que se extiende en lontananza. Bebimos dos, pagando modesta treintena de varos por cada una. Luego fuimos al Damishi. Ahí, ya no teníamos ganas ni presupuesto para beber, así que caminamos un par de cuadras en la noche platónica y comimos pambazos. (ver imagen sin relación alguna con el texto p.c++)


Imagen sin relación alguna con el texto p.c++ (tengan miedo, tengan mucho miedo)

Llegué a casa, dormí un poco, soñé bastante y el sábado me recibió con un poco caballeroso dolor de cabeza.

Pasa el día sin novedad; en la tarde Flasto tiene ganas de beber café y pues café bebemos. Bebíamos café y escribíamos en una libreta comprada minutos antes las ideas aisladas que eventualmente se convertirán en guión cinematográfico y después (con suerte) en cortometraje.

No vi al divino tormento en todo el fin de semana, lo cual es triste. Por lo demás todo marcha relativamente bien.
Hoy ha habido cambios para uno de mis cofrades. Dolorosos pero sin duda para bien a largo plazo. Espero que la soltería y su libertad intrínseca le den la bienvenida que se merece. Sin duda será así.

Sunday, April 24, 2005

Columbian pig.

Tienes dieciséis años, llegas a la escuela temprano. Es el último día del semestre y ciertamente no estás de humor para aprender. Te topas con Beto y sonríe malicioso. Se ha robado una botella de champaña de su casa y en instantes te ha convencido de comenzar a festejar el fin de las clases. Se suben al Jetta 1992, que ya tiene meses sin reversa. Sería bueno reparar la caja de velocidades y la puerta izquierda, que también dejó de servir hace meses. Pero tienes dieciséis años y te vale madre.

¿Dónde beber la botella de champaña a las ocho de la mañana? Pues en la pulquería mas cercana al campus. El recinto está vacío. No hay nadie que se acerque a preguntarte si eres mayor de edad. Te sientas en el piso de tierra, Beto destapa la botella y brindan por la buena vida. A las nueve, la botella yace inerte en el piso del coche y ya están tomando cerveza. Llegan los demás. Se ríen, tu ya estás medio borracho y Beto también.

Que gusto ver a Brian y a Herdez. A Flasto y a Juan. A Tania y a Mariana. Beben con avidez y de la cerveza pasan al pulque. Pasa la mañana y llega la tarde. Te metes al Jetta por el quemacocos.

Pasan un montón de cosas. Aprendes un montón de cosas. Ese día, creciste mucho.

Wednesday, April 20, 2005

Dream On.

Estás tan linda. Como siempre. Desde aquí, el mar parece lejano, pero no lo suficiente como para resultar ajeno. El sonido de las olas siempre se me ha antojado hipnótico. Las olas. Que sonido tan fuerte. Que rugir tan sabio. Una ira en paz. Un clamor de serenidad. Con un azul color silencio, bajo un cielo malva y plúmbago.

¿Perdón? No te entiendo. Por favor háblame en español. ¿Qué? No te enojes. Por favor no te enojes. Pero la verdad es que no entiendo una sola palabra de lo que dices. El sonido de las olas que rompen abajo, al pie del acantilado es cada vez mas fuerte.

Ahora apenas te escucho. El viento es rápido pero no hace ningún ruido. Ahora solo puedo escuchar las olas. Escuchar las olas y verte frente a mi. Te ves tan linda cuando te enojas. Solo no vayas a llorar, por que salto del acantilado.

Monday, April 18, 2005

Fearless John.

Viramos violentamente en el veloz vehículo afuera de mi hogar. Habíamos cenado deliciosos tacos de ojo (manjar pagano de los sarracenos) en su forma mas mestiza, el taco. De hecho no se si los sarracenos comían ojo. Probablemente lo hacían, eran gente audaz que tenía los tamaños para repeler a los cruzados, así que seguramente no le temían a la comida extraña.

Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Pero los moros que ocuparon Iberia por ocho siglos le enseñaron a los gachupines a comer condimentos, lo cual no los preparó del todo para la comida que encontrarían en el nuevo mundo. Pero sí los predispuso a encontrar nuevas formas de llevarse la cosecha a la panza, lo cual eventualmente llevó a la creación de la excelente comida mexicana tal y como la conocemos.

Supongo que es de lo que mas se extraña al estar lejos.

Se aproxima el fin de semestre, y por lo tanto la reglamentaria bacanal Gaónica, donde propios y ajenos festejan como si fuera 1790.

Thursday, April 14, 2005

Super size me.

¿Dónde están los caudillos de antaño? Qué dividida se encuentra mi patria. Mis patrias. No se si soy en revolucionario. Después de todo, me gustaba mas Constantinopla que Estambul. Aun que eso si, me gusta mas San Petersburgo que Leningrado. Y a penas sé por qué. Supongo que es solo la nostalgia imaginaria de ser viejo y recordar “ahh si, yo viví los tiempos del cambio, la caída del tirano y el amanecer de una nueva patria...”. Pero no. Por lo general, a un tirano solo lo derriba otro que inmediatamente ocupa su lugar.

Cuando tiraron el último monumento de Franco en Madrid, cuando los bustos de Stalin se cubrieron de óxido helado y veintidós centímetros de nieve, los símbolos se perdieron, pero el significado se quedó. La ira de padecer la opresión. La gloria de ser el que oprime. Es triste pensar que una ambición de poder desmedido arrastre al hombre a extremos irracionales y grotescos. Pregúntenle a la SS. Pregúntenle a la santa inquisición. Pregúntenle a los propietarios de los pozos, que matan y se desviven por esa viscosa y negra versión del oro.

El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra. El que esté libre de ambición, que apriete el primer gatillo. Comunista o socialista, ¿qué mas da?. Todo mundo dice tener la razón.

Tuesday, April 12, 2005

All that Jazz.

Uno de mis cofrades padece enormemente por una mujer. Han estado juntos por mucho tiempo pero ahora algunos miedos se acentúan... como que el agua apaga al fuego y al calor los años. Y el la ama, eso es un hecho. Pero de algún modo las cosas han confabulado en contra de ambos y ahora mi amigo se encuentra en el desconsuelo.

El sábado compré un disco de Louis Armstrong, llamado What a Wonderful World. Me llamó la atención que las siglas sean WWW, sin duda no es coincidencial; una antigua y secreta conjura de hace siete siglos se esconde en las letras y notas del genial brazofuerte. Anticipando la World Wide Web o acaso una World... War...Wild?.

A continuación, un párrafo que no tiene sentido.

Gimnosofista terapeuta solicita cantimplora de aparador para feria familiar. La paga se ofrece en cómodas butacas de terciopelo a mas tardar el martes. Y si la filarmónica quiere chorizo, pues que le ponga otro peso a la pianola y listo. Por eso no nos andamos con placodermos, acá todos votamos a favor de la radicalización de los pulpos y los escritorios. Antes de darse cuenta, el precio de la renta había llegado a tan ridículas latitudes que hubo que darle caldo a todos los refugiados para que no pudieran ver de soslayo la mítica danza de los refaccionistas imperiales, siempre ataviados de refractario y ajonjolí.

Ahora continúa mi narración.

La gripa es una de las tres peores cosas del mundo. Me siento mal, me duele la cabeza y tengo calor. Desde en la mañana me estoy así, y mi examen de física no me reconfortó para nada. Dormí la mayor parte de la tarde y ahora tengo que hacer mi tarea en horario nocturno, lo cual APESTA por que tengo muchísimo sueño. Sin embargo, el Co-tylenol es glorioso, eso si.

Sunday, April 10, 2005

Once more with feeling.

Desde entonces y hasta ahora, hay algunos centímetros de un silencio perfecto que separan tus labios de los míos. La solemnidad de nuestro silencio es tal, que sería casi una pena arruinarla. Pero claro, es solemne por ser producto de una soledad compartida, nítida y plateada. Es simple.

Tu estás en un camino. Y yo estoy en una página. Pero si a ti te hallara en texto, de inmediato te aprendería como se aprenden los poemas favoritos, y se citan luego en voz baja cuando la luz es tenue. Probablemente por eso estoy escribiendo ahora; dedicándote éste insomnio.

Si pudiera elegir mi muerte, pediría sin duda que tu boca contuviese un veneno implacable y que besarte fuera absolutamente letal.

Monday, April 04, 2005

The progressist and the progress.

Nota de Antua ante la construcción de un gran paso a desnivel en una de las avenidas principales de su ciudad:

Los monstruos.
Un ejército de monstruos amarillos roen las entrañas del mundo y de roerlas nunca se cansan. Con dientes y garras de acero horadan insaciables el subsuelo y esto excita sus sentidos. Las válvulas de neopreno en sus músculos cardiacos a diesel palpitan al ritmo del progreso.

El animal de carga.
Recibe en su lomo la nutritiva tierra recién extraída, la fiel bestia tiene una capacidad de siete metros cúbicos de carga útil. Un operario anónimo la conduce bruscamente de un lugar a otro, siempre escuchando el incesante crepitar de su digestión de cuatro tiempos.

Ellos cavan.
Con maravillosa precisión un centenar de obreros cavan y cuelan, operan y conducen, hacen números (cosa seria, gente grande) y cálculos, presupuestan y devengan, cargan y abonan, pagan, exigen, todos sudan; se hacen pobres. Pero hay uno que se hace rico. Sin sudar.

Mirando desde un puente peatonal.
Ahí, de pie e inmóvil y progresista contempla el triunfo de la técnica. Le maravilla el organigrama y el trazo, la practicidad y la elocuencia. Pero le pasa algo extraño, le invade la nostalgia, extraña su bosque y su montaña. Ahí, entre el calor, el humo y el polvo, celebra la construcción; pero lamenta de verdad que sea necesaria.