Monday, April 04, 2005

The progressist and the progress.

Nota de Antua ante la construcción de un gran paso a desnivel en una de las avenidas principales de su ciudad:

Los monstruos.
Un ejército de monstruos amarillos roen las entrañas del mundo y de roerlas nunca se cansan. Con dientes y garras de acero horadan insaciables el subsuelo y esto excita sus sentidos. Las válvulas de neopreno en sus músculos cardiacos a diesel palpitan al ritmo del progreso.

El animal de carga.
Recibe en su lomo la nutritiva tierra recién extraída, la fiel bestia tiene una capacidad de siete metros cúbicos de carga útil. Un operario anónimo la conduce bruscamente de un lugar a otro, siempre escuchando el incesante crepitar de su digestión de cuatro tiempos.

Ellos cavan.
Con maravillosa precisión un centenar de obreros cavan y cuelan, operan y conducen, hacen números (cosa seria, gente grande) y cálculos, presupuestan y devengan, cargan y abonan, pagan, exigen, todos sudan; se hacen pobres. Pero hay uno que se hace rico. Sin sudar.

Mirando desde un puente peatonal.
Ahí, de pie e inmóvil y progresista contempla el triunfo de la técnica. Le maravilla el organigrama y el trazo, la practicidad y la elocuencia. Pero le pasa algo extraño, le invade la nostalgia, extraña su bosque y su montaña. Ahí, entre el calor, el humo y el polvo, celebra la construcción; pero lamenta de verdad que sea necesaria.

2 Comments:

At April 4, 2005 at 11:09 PM, Blogger Alexia Lefebvre said...

La ciudad es un monstruo y el progreso, creo que el progreso no existe...

 
At April 7, 2005 at 6:42 PM, Anonymous Anonymous said...

exxxxelente, antuá me encanta tu estilo, lo que dices y sobre todo , como lo dices.

 

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