When donkeys cough.

When donkeys cough.

¡Ah! Con que ésta es tu ausencia; todo lo que me queda de ti en ésta soledad que no me da tregua ni respiro. De la esquina inferior derecha de la puerta de mi cuarto sale una larga fila de hormigas que en militar despliegue caminan por detrás del escritorio para en el mismo orden perderse detrás del armario probablemente encaminadas a alguna oculta rendija tras la cual se encuentra su destino.

Hace tiempo que no escribía en mi blog y temo haber perdido con eso la lealtad de mis lectores (reales e hipotéticos) sin embargo un magnánimo esfuerzo tal vez me permita ponerme al corriente. He aquí una bravísima crónica de mi semana de ocio relativo. El primer par de días de semanasanta (nótese que es unasolapalabra) transcurrieron sin novedad, fui por unas chelas (diez Victorias; salí decavictórico) con algunos de mis amigos entre ellos Mario, un personaje que tenía dos temporadas sin hacer cameo. Tenía la boca en fuego, pero me fui a mi casa al ver que nadie más estaba de humor para beber como pioneros.


Creo que todos aprendimos algo muy valioso el día de hoy.

El jueves llegó mi hermano Manuel, y jugamos el ya reglamentario D&D. Debo confesar que la sesión resultó sumamente divertida (we kicked some MAJOR ass) y le dimos muerte a un cabrón que nos la debía desde hacía ya un buen rato. Aprendí lo siguiente:
-Tener un Clérigo en la campaña es indispensable.
-Tener un Wizard nivel 1 en la campaña no es indispensable.
Y ahí termina el párrafo dedicado a mi absoluta y total geekness.

Ayer fui a comer un delicioso submarino; pero no piense el lector mordaz en pastelitos de cremoso relleno, ni en trágicos accidentes de la milicia Rusa. Comí en Subway con Miguel y el pan de orégano con parmesano es un delicioso pecadillo para el paladar ecléctico. Hace un rato fui a por comida china con Paco, Mariana, Mike, Tulewoole, Amerit (super queen, btw), Johan y Delia. Luego estaba camino al bosque cuando Beto nos llamó y no exhortó a acompañarle a beber un poco de rico pulque. Habría sido un insulto decirle que no.

Hace mucho que no tomaba el licor de los reyes mexicas (ahh hablando de reyes mexicas fui a las ruinas de Malinalco) y su sabor no me defraudó. (Y si, ya sé que uso muchos paréntesis). Comí una rica trucha y escuche a un experto pretencioso pendejeando a una multitud ( de la cual, por cierto ese wey vive) por no saber decir ‘jaguar’, ‘templo’ ni ‘trece niveles de la existencia’ en mexica antiguo. Me consoló pensar que él probablemente no habría sabido decir ‘viruela’ ni ‘pólvora’ en español del siglo XV.

Y no es que no sienta respeto por las culturas prehispánicas; en verdad tienen muchas cosas dignas de admirarse.

La fila de hormigas continua con su paso inexorable.
Muy a mi pesar siguen emergiendo de algún lugar;
me pregunto de donde vienen; y luego a donde van.