Tuesday, March 01, 2005

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Casi un cartero.

Entonces lo vio. Caminar entre barro era ya de por sí difícil e incómodo y el cargar un muerto tan gordo hacía que esa noche lluviosa resultara sustancialmente menos placentera. ¿pero que podía hacer? Ciertamente no podía dejar el cadáver ahí, para que esos bastardos lo saquearan. No había remedio.

La única esperanza en el corazón de Hezelkegg era que ese infeliz de D’Croix llegara a tiempo a la cita, solo para variar. Lo había conocido en uno de los muelles del sur, casi doce años atrás y nunca le agradó en verdad. Demasiado pretencioso y ni siquiera era tan viejo. Pero la verdad es que eso no era tan importante ahora. Se imaginaba como se vería caminando empapado al lado del camino, en medio de la lluvia y la noche, cargando y a ratos arrastrando el cadáver del clérigo. No le importaba dejar huellas sospechosas, la lluvia era lo bastante copiosa como para lavar sus pisadas y la sangre que su carga derramaba profusamente por la nariz y los orificios donde estuvieran sus ojos.

También era verdad que el gordo se lo había buscado. Fue una tontería aparecer así, de pronto y exigir respuestas como si todo mundo le debiera respeto. Ahora todos estaban en peligro y por culpa casi exclusiva del pasajero de su espalda. Lo soltó para recobrar el aliento. Sentía hambre y aun le dolía el brazo. ‘Toda ésta molestia por la filactelia de Fera. Si dependiera de mí esa cháchara ya no existiría.’ -Dijo en voz alta.

A fin de cuentas lo que sea que Fera buscara tampoco era asunto suyo. Solo tenía sentido llevar al clérigo para que le quedara una cosa clara a D’Croix; que ya era demasiado tarde. Los del clan sabían y él también. Afortunadamente, ya estaba lo bastante cerca, lo suficiente como para verlo a lo lejos, su silueta recortada contra el negro mate de la noche invernal.



Listo. El primero de 5. El capítulo 2 lo podrán leer mañana en: http://www.solis-tahoe.blogspot.com/


En las noticias de hoy, desayuné un delicioso y enorme pan que compré en la panadería mas vieja de la ciudad. Lo vi, vi lo barato que era (creo que me costó ocho varos y era del tamaño de Cui) y no vacilé en adquirirlo. Lo llevé a la universidad y junto con Juan, Delia, Huilas y demás lo comí gustoso con una taza de chocolate. Esa es una buena forma de comenzar un día.

2 Comments:

At March 2, 2005 at 1:35 PM, Blogger Alexia Lefebvre said...

Supongo que lo de la historia compartida tiene algo que ver con eso y por supuesto que acepto!

 
At March 3, 2005 at 4:56 AM, Anonymous Anonymous said...

Que delicia.. te imagino disfrutando del pan, el chocolate..los amigos y el frio!! Quiero pan!!!
pd..amo tu blog y tu mente

 

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