Monkey Business.

Bien, ahora estoy sobrio y puedo escribir un poco mejor. Ya no habrán más posts borrachos. Hecho, pasemos al punto del día. Los elefantes son... apoteóticos. Pero antes, un poco de contexto. Después de mi evidente exceso de licor ayer, el día de hoy me recibió con una cruda fenomenal, y no esperaba menos de la peda de psiquiatra que me puse ayer. Desde ayer fraguamos plan para ir al Zoológico, al cuál no habíamos ido en años.

Me levanté como a las 11, me di un bañó, tomé un milagroso alka-seltzer y fui a encontrarme con mi cofradía en el hogar de Delia. Llegamos al zoo y tras comprar los reglamentarios algodones de azúcar, comenzamos el recorrido. Tendríamos acaso diez minutos cuando llegamos a los macacos. Los veíamos columpiarse y acicalarse. Uno de ellos tenía una actitud dominante sobre sus compañeros de celda. -‘¿Será el jefe?’, Inquirió el Tule, mientras el macaco mandamás se aproximaba a otro. -’...Si, yo creo que si’ contesté cuándo vimos qué le estaba haciendo.

Me sorprendió la falta de rituales en el apareamiento de los macacos. El mandamás no le habló bonito, ni la llevó a cenar. Ni si quiera le preguntó la hora. La macaca estaba pensando en sus propios asuntos cuando de repente ya la estaban coronando reina de la jaula.

Después de nuestra intromisión en la intimidad macaca, seguimos el recorrido. Leones, rinocerontes, tigres, linces, orangutanes, osos. Y llegamos a los elefantes. Al aproximarme, mi primera impresión fue que uno de ellos tenía cinco patas. O dos trompas. Repentinamente, caí en cuenta que ese obelisco no era sino la parte mas privada de la paquidérmica celebridad que caminaba ante mis ojos. No negaré que me desconcertó. O sea, el elefante es un mamífero grande, tiene patas grandes, ojos grandes, orejas grandes, y una trompa grande. Pero el tamaño de su viril es absurdo. Ignoro por qué la evolución los dotó de tan monumental instrumento.

Lo bebés elefantes se gestan por casi veinte meses, la matriz debe estar bien profundo dentro del cuerpo de la madre para mantener seguro al feto durante tanto tiempo. Asumo que para que el semen llegue hasta ahí, se necesita uno de esos. Pero aun así, estaba mas allá de toda lógica. Me pregunto si habrá elefantes gay. Y si los hay... que los dioses se apiaden de sus almas.