Wednesday, February 09, 2005

404 86 9054

Acabo de encontrar uno de los costales de correo de la Segunda Guerra Mundial que mi abuelo trajo de no sé donde. Es sorprendente lo mucho que le cabe a esas madres. De hecho, para mi viajecillo a Keterétaro éste fin de semana, éste costal será mi maleta. Ahora mismo lo estoy viendo, y me llama la atención lo mismo de siempre, lo que cada vez que lo veo desde hace años me pone a pensar.

Originalmente, había dos costales como éste en mi casa. Uno, solo tiene la marca en tinta negra donde se lee en letras cuadradas e industriales U.S. ARMY, y lo tiene mi hermano en Querétaro. El que tengo en mis manos ahora, solo tiene una diferencia. Con un marcador negro, en algún momento de hace muchos años, alguien llamado Steven A. Eisenback 404 86 9054 recibió éste costal. ¿Steven quería ir a la guerra? ¿regresó? ¿qué pasaba por su mente cuando escribía su nombre y su matrícula en la lona verde? Y su costal, que bien pudo haberle acompañado en tantas aventuras, donde acaso llevó a través de la Alemania ocupada su último par de preciosos cigarrillos, terminó en las manos de un muchacho en otro país, con otra vida completamente desligada a la suya.

Hay tanta gente en el mundo. Y si uno le dedica un momento a pensar en lo que significa una persona, la complejidad de los elementos que la componen y el potencial que tiene de afectar al mundo que le rodea a lo largo de su vida, resulta simplemente abrumador pensar que en el mundo hay seis mil millones de seres humanos. No hay que ir tan lejos. En mi ciudad viven dos millones de personas. Algo así como seis mil están en mi universidad.

En verdad, piénsenlo un instante. Seis mil personas. Cada uno de ellos tiene al menos dieciséis años de historia personal, sueños, miedos, ideas y esperanzas. Cada una de esas seis mil personas en algún momento será el ser humano mas importante del mundo para alguien más. Para un esposo. Para un paciente. Para una amante. Para un hijo. Dicen que cada cabeza es un mundo y no lo dudo en absoluto. Dentro de nuestras mentes, estamos solo nosotros mismos. Solo yo soy yo. Ésta cosa que existe, soy yo. La forma que me forma.

Ahora mismo escribo un cuento. Una pieza de ficción de lo que pudo ser el día que Steven dejó su casa en Alabama o Dakota o California o Boston y se fue a la guerra. No sé que fue de él. Quizá murió en combate. Quizá era cartero y jamás estuvo en combate y murió en 1988 de cáncer en el páncreas. Lo más probable es que yo jamás lo sepa, y que él, cuando en sus momentos de añoranza y catarsis nostálgica se pregunte que habrá sido del General William o el Teniente Jackson y sus amigos, acaso llegue a preguntarse que destino hubo para su querido costal, donde llevó todo el tiempo esa foto ,ahora raída por docenas de inviernos, de su novia que ya es bisabuela.

Así es, mi querido Steven, así es.

2 Comments:

At February 10, 2005 at 7:26 AM, Blogger Flexis said...

Incluso tal vez fue un paratrooper perteneciente a una compañía que si bien no era la Easy Company, al perder a sus oficiales tuvo que ser desbandada y el terminó en Bastogne siendo bombardeado por tiros de mortero, refugiado en una sucia, húmeda y muy fría trinchera improvisada por el mismo, cavada con las mismas manos que escribían su nombre para no olvidarlo después del holocausto o para que pudieran identificarlo si uno de esos tiros de mortero atinaba en su hueco o un árbol llegaba a darle de lleno.

Sí, probablemente ésto fue lo último que pasó por su cabeza o quizá sobrevivió esta masacre vil y al liberar paso a paso los lugares antes controlados por los esbirros del 3er Reich encontró por fin su verdadero amor, esa mujer cuya foto ahora guarda en su caja de recuerdos junto con sus insigunias y una flor que representa el coraje y el valor de un hombre, valor que mostró al dejar su patria y pelear por unos ideales que ahora nos roban los dirigentes de los mismos paises que antes nos dieron esperanza y ahora nos hacen pensar que nuestra libertad es tan minúscula como la amiga de Mafalda del mismo nombre creada por Quino, tan minúscula que puede ser guardada en un saco de correo como el que terminó siendo recogido por los compañeros de Steven A. Eisenback 404 86 9054 los cuales lo dieron por muerto en la campiña francesa pues sabían que sólo algo grande e inevitable podría haberle separado de tan querida posesión...

... claro que después lo apostaron por cigarrillos o whiskey de franela y asi pasó de mano en mano hasta llegar a la de un joven quien vive una realidad y una fantasía gracias a una adicción, a un virus llamado D&D...

 
At March 29, 2005 at 10:31 PM, Anonymous Anonymous said...

...historias e interconexiones...

Regalo río de letras, que surgieron a partir del costal:

Cuenta la leyenda que a todo lo que existe lo hila la red, wyrd; conecta con nosotros. Ergo, una persona tiene en sus manos la capacidad de fortalecer o romper la red.
yo-mi centro-tu centro-tú, n' so on...

¿Qué entonces de los que rompen ése balance? Creo que las interconexiones de conocimiento son secretas y profundas. Abrazan a unos cuantos, y al final las respuestas llegan: hemos visto por fin qué hay en la punta de la pirámide. (Lagrtijas intergalácticas, control mental, juegos genéticos, satanistas, gore, monjes-guerreros, dharma y fundaciones altruistas)

¿Que son juegos de palabras? No lo creo, es más simple de lo que imaginan.

Tal vez en otra vuelta por el blog dibuje mis leyendas...



http://www.planetdave.com/article.php3?aid=34

y ¿por qué no?
www.educate-yourself.org
www.davidicke.com

 

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