Tuesday, January 31, 2006

As time goes by.

Estoy de cara al sol y al viento. Frente a mi, la silueta de los pinos de recorta contra el atardecer rojo y dorado. Las nubes de mueven lentamente, pasan sobre mi. Desde aquí la vista es buena. Siempre disfruté subir a la azotea para ver el cielo. Supongo que fue en alguna de esas tardes de serenas y ventosas entendí que quería volar. El valle está casi completamente invadido por la ciudad, y sin embargo conserva parte de su belleza. Pero necesita más árboles.

Es curioso pensar en la distancia. Hoy hablé con una chica francesa y luego, viendo hacia el Este me puse a pensar en lo increíblemente lejos que está Francia. Nos separan miles y miles de kilómetros de mar e ideas. Luego miré al Sur y pensé en los pingüinos. Uno podría ir por carretera hasta la Tierra del Fuego, y luego tomar un barco pequeño y rudo, hasta las auroras astrales. Mire al Oeste y pensé en samurais. Haiku. Luego en Tai-chi. Luego pensé en las republicas que fueron parte del bloque comunista, y luego en Francia de nuevo. Mirando al norte recordé cuando me lastimé la rodilla esquiando con mi padre. Y en Svetlana, la chica rusa que conocí ese día. Pensé en Rusia.

Hace justamente un año que publico en éste blog. Muchas cosas han cambiado desde entonces. Me pregunto dónde estaré dentro de un año.

Sunday, January 29, 2006

Go Bull Go!

En una corrida de toros, le voy al toro siempre. La tauromaquia es uno de los puntos más bajos de nuestra cultura. Es estúpido, predecible, cruel e hipócrita. Además, está de moda. Hoy vi las noticias.

El toro entra al ruedo asustado y herido. Un fulano en traje noche, con lentejuelas, mallas color rosa y zapatillas de ballet (atuendo complementado por una madre con forma de teléfono en la cabeza) hace movimientos ridículos con un mantel y le clava cosas al toro. El toro (siendo un herbívoro) no siente ningún interés instintivo en hacerle daño al torero; lo único que quiere es escapar, vagar libre por el campo para fecundar vacas. Pero no, un promotor de toros (con un pene de 1.8 centímetros) lo mete a un ruedo, y para satisfacción de las inseguridades de todos, el animal es reducido a payaso y se le propina una lenta, dolorosa, inútil y humillante muerte.

Y los toreros son alabados como íconos de la virilidad.

Ahora, la gente que va a los toros se horroriza cuando ve documentales sobre el coliseo romano. Tamaña pendejada. Al menos, el formato romano requería que los participantes fueran machines selectos; una cosa es ser nueve contra un toro herido, otra muy distinta es ser uno contra un león hambriento. Pero si le propones aun empresario de toros ‘Oiga don ¿y si mejor ponemos a Manolete contra un tigre? ¿Estaría mas suave, no?’ pondrá cara de nomames, se persignará y volteará para otro lado. ‘Andele don, píenselo “El Zotoluco contra un león” ¿a poco no se llenaría?’

Orale. Hombre Vs Toro. One-on-one. Uno-a-uno. El torero está armado con una lanza y/o una espada en inclusive un escudo. El toro entra al ruedo y luchan hasta la muerte. Si fuera así, los toreros no serían petimetres en mallas con hombreras chapadas en oro de corneta. Serían hombres resueltos, fuertes y vivirían vidas gloriosas (seguramente también cortas); serían gladiadores. Pero no es así. A la gente no le gustaría. Necesitan la certeza de que el torero va a ganar; es el símbolo del hombre dominando a la naturaleza. El hombre domando al mundo. El hombre por encima del animal. El hombre renunciando a su propia naturaleza.

De hecho la gente que va a los toros está a favor de:
-La caza de ballenas.
-La guerra en Iraq.
-El apartheid.
-Las bodas entre primos.
-Diseño inteligente.
-Los empaques de polipropileno.

Thursday, January 12, 2006

Red Eye.

Era verdad. Su ojo estaba inflamado y rojo como un tomate. ‘¿Qué te pasa amigo?’ -le pregunté. No me contestó, solo se quedó ahí viéndome con su cara de perro. No parecía molestarle, pero era mas rojo su ojo que un rifle dragonov y eso me preocupaba. Pronto comprendí que no me diría nada. Así es él, nunca le cuenta sus problemas a nadie, y siempre escucha los de los demás. Al pedirle consejo, su optimismo suele animar más que las palabras vacías. Sin duda es un gran amigo.

Fuimos al doctor. No se dejó pesar. Es demasiado vigoroso, más cuanto hay cuatro personas haciéndole tanto caso al mismo tiempo. Lo subí a la mesa de examinación. Estaba contento, con todo y su ojo rojo. Entonces llegó el momento de tomarle la temperatura y eso ciertamente cambió su humor. Después de todo, es un perro de 46 kilos.

‘Agárralo’ ordenó el médico. Lo sujeté con fuerza, y lo mismo hizo él. Con una rápida mirada ordenó a su asistente que procediera. A ella le entusiasmó lo mismo que a Gopher. De complexión mas bien frágil, la pobre enfermera no querría hacer enojar a un perro tan grande haciéndole algo tan invasivo. Pero el doctor manda, no ella. Así que tomó el termómetro y…

Sujetar a Gopher no fue fácil.

Su temperatura corporal, su respiración, y su salud en general resultaron normales. De hecho, está en muy buena forma a pesar de haber echado algo de panza los últimos dos años. El ojo fue revisado.

Tuve miedo de que fuese algún tipo de posesión demoníaca o algún poltergeist de izquierda, lo cual explicaría el enrojecimiento. Nada de eso, en realidad una explicación desilusionadoramente mundana emergió de abajo del bigote del veterinario.

Conjuntivitis. Ni siquiera sabía que eso le podía dar a los perros. Nada grave, pero hay que atenderlo. Se le recetó medicina en dos formatos. El primero son pastillas masticables sin sabor, que son fáciles de administrar ( basta envolverlas en una rebanada de salami y arrojárselas) y luego gotas para los ojos.

Gotas para los ojos.

En qué mente cabe suponer que es realista administrarle gotas para los ojos a un perro. De cualquier manera, luché con él y se las puse. Mañana será más difícil, por que ya sabe que no es agradable y ese tipo de condicionamiento es inmediato. Afortunadamente su ojo ya va mejor. Ah, y no se debe bañar en diez días. Su último baño fue hace quince y le tocaba otro mañana.

Me pregunto si se le puede poner desodorante a los perros.

Tuesday, January 03, 2006

Too cool for school.

¿Qué tan realista es la forma en que hemos planteado en sistema educativo? Es una consecuencia directa de la sociedad industrial. En nuestra sociedad de manufactura y consumo, los padres tienen cada vez menos tiempo para de hecho criar a sus hijos. La comunidad se vio forzada a crear un método barato de mantener a los niños a salvo e ir a trabajar todos los días. Guarderías gigantes patrocinadas por los impuestos. Con la ventaja lateral de ser centros masivos de adoctrinamiento ideológico. Se inventó la escuela.

¿Para qué sirven las escuelas? Pues en primer lugar, son un lugar relativamente seguro donde depositar a los niños mientras se trabaja, y alguien más se hará cargo de que no se quemen la mano en la estufa o brinquen de la azotea o se coman un gusano o cualquiera de los otros peligros a los cuales un niño en soledad se expone a sí mismo. El mayor peligro que acecha a los niños es su falta de experiencia en casi todo.

En segundo lugar, se supone que los niños aprendan algo en la escuela. Es abiertamente reconocido que lo que se aprende en la escuela (especialmente durante los primeros años) es más importante social que académicamente. Con todo, la validez de ese aprendizaje es por lo menos altamente cuestionable. Los niños deben aprender a interactuar con otros para desarrollar sus capacidades sociales. Las capacidades que una sociedad hipócrita demanda.

El problema es que no es un ambiente particularmente sano para aprender a comportarse. Es sintético. Cuarenta niños pasan seis o siete horas juntos y encerrados en un edificio, son monitoreados constantemente para evitar que los niños grandes se coman a los chiquitos, y que los adolescentes iracundos se maten entre ellos. No tienen alternativa.
Crean su propio sistema de jerarquía social (Lord of the Flies) en cual se excluye y se miente casi por principio a los cuidadores.

En ese aspecto, ir a la escuela y estar en prisión resultan experiencias bastante similares dentro su propia proporción.

No estoy en contra de las escuelas. Las universidades y academias me parecen una idea genial. Ya lo decía Sócrates. Si uno sabe leer, sumar, qué es la fotosíntesis, de dónde vienen los bebés y algunas nociones históricas y geográficas para los doce años, entonces debería comenzar la educación sistemática. Idealmente, también se tendría alguna idea sobre el trabajo, el valor del dinero y la importancia del respeto. Pero eso es utópico.

También es verdad que para funcionar en la sociedad como la conocemos, es vital haber ido a la primaria, con todas las cosas buenas y malas que eso implica. Es un buen ejemplo de la falacia del progreso perpetuo.