Wednesday, July 15, 2009

Third first time.

No esperaba que los alemanes avanzaran tanto por el Sur. El clamor de la batalla ahoga todos los sonidos, y uno no puede escuchar ni sus propios pensamientos por sobre los disparos de ametralladora, los motores radiales rugiendo en los biplanos y los gritos aterradores e iracundos de los soldados de todos los bandos, igualmente uniformados de lodo y sangre. Después de cincuenta y un días en la trinchera, tiritando de frío y de miedo, hasta sentí alivio al darme cuenta de que una bala me había perforado el estómago. Me daban horror las historias sobre el gas mostaza. Una bala no estaba tan mal. En una camilla o en una caja yo me iba a casa. Me quedé quieto y poco a poco me desplomé. Pierre está gritando algo, pero todo se pone oscuro. Luego movimientos súbitos, una luz pálida aparece a mi derecha y la sigue una voz tarareando. Estoy en un catre de lona, bajo un techo de lona. Y ahí estabas, mirándome con los ojos muy abiertos, el delantal blanco inmaculado y la cofia ligeramente inclinada hacia la derecha. Creo que esa fue la tercera vez que nos conocimos, en el otoño de 1918.