Sunday, January 31, 2010

5

Hoy cumplo 5 años con el blog. Es mucho tiempo.

Hace cinco años, casi todo era diferente. Vivía en otra casa, en otro estado. Estudiaba otra cosa, tenía otros planes, estaba enamorado de otra chica. Después tanto tiempo es interesante ver hacia atrás y preguntarse qué tanto de la persona que era entonces soy ahora. Y en qué tanto de la persona que quería ser me he convertido. Quien sabe. Lo cierto es que hace cinco años imaginaba éste día muy diferente. Quien sabe si dentro de cinco años más-- cuando tenga treinta siga escribiendo aquí. Algún día escribiré sobre los primeros pasos de mis hijos o de sus graduaciones o de mis achaques que viejo...

No sé qué sigue.

Será interesante averiguarlo.

Thursday, January 28, 2010

Missing you already.

Hoy murió J.D. Salinger, autor de Catcher in the rye.

Tenía 91 años.

Debe ser un caso común y estoy seguro de que soy uno de miles de personas que se sienten así en éste momento; ese libro significa muchísimo para mi y su autor nunca lo supo. Debe ser de verdad extraño escribir algo que afecte la vida de alguien, aún si nunca llegas a saberlo. Voy a echarlo de menos, igual que echo de menos a Bennedetti y a Gygax...

Yo terminé Catcher in the rye tomándome un café.

SO much networking.

So the Sun rose on. Minding his own mighty bussiness and not giving one tenth of a shit for the world below him, and another nameless day begun.

I get to the office and start working as hard as I can on not working at all. Boy, am I lazy. But yeah, you know how those office mornings go, with the thick smell of cheap coffee and old cigars. I figure that's the natural smell of dead dreams. Boy, do I hate this place.

Anyway I was going somewhere with this, and its really the most peculiar story so bear with me a little bit longer. The fun is coming, trust me.

So I go online looking for some lulz to get my mind in the right gear for the day. I figure you need to put your mind in neutral if you want to make it through the day. I mean if you really have no choice but to stay sober till noon at least, when you can sneak a glup or two of the good stuff from that bottle on the bottom drawer.

So yeah, I beat my neurons into good old stupid and feel like stalking chicks on facebook, so in I log.

What.
The.
Fuck.

Who is that? So I have this friend request and you are not gonna fuckin believe me, I know, but I shit you not.

Faernis.

As in Faernis the Ancient God of Decay.

Creep-o. So I figure, you know, what the shitballs I'll fuckin' add him and see how that goes. Now a word or two about good old Faernis are due, since most of you brats don't know shit about shit. Unlike creative spirits, Faernis is not much of a maker. He is really into decay you see. Fucking stuff up. Slowly. Thoroughly.

I must confess I am a big time admirer of his work. I mean he is pretty much entropy avatared on Earth. The thing about him is just that, you just can't beat the son of a bitch. In the end he always gets away with it because time is on his side. He really makes no effort at all, just lingers around rusting metal and decomposing wood. And in the putrid world of yours truly, he really gets his kicks.

And then there is his justice. He makes no judgments. It's not that he is truly evil or anything, he just doesn't give a fuck so yeah, I can relate to that. I don't care either. Unless he actually has an agenda and I'm just bitter, I don't really know.

His pics are all stagnant ponds and abandoned buildings, roting dead animals and slowly withering achievments. The guy is an artist, I'll give you that.

So we chatted once or twice and he was real kind, and had perfect grammar. And I do mean fuckin perfect. One day I was looking at his newer pics and oh shit.

I'm tagged in one of them.

Wednesday, January 27, 2010

For a long shot.

Brevísimo.

Los copos de nieve desaparecían al llegar al suelo, y el viento perezoso apenas movía las ramas desnudas de los árboles, que, en formación militar, marchaban estáticos en las dos filas que enmarcan el camino central del cementerio. Parecían columnas de una inmensa catedral, techada por un cielo gris salpicado esporádicamente por alguna veta más luminosa.

Y por el pasillo de aquel fantástico templo camina una muchacha delgada, que recorre con la mirada triste los mausoleos y las lápidas. Está buscando la tumba de su padre, pero la verdad es que no quiere encontrarla. No sabe que hará ahí, ni siquiera lleva flores. No le gusta rezar. Y no sabe nada del hombre que está enterrado ahí.

De pronto, tiene una vaga sensación de alivio, un consuelo sincero y triste, como el de una mano en el hombro que invita a resignarse y a seguir adelante. Siente una disculpa y la acepta. Nunca llega a pensarlo con precisión, pero sabe en lo profundo de su mente que está en paz con algo.

A veces es bueno ir al panteón a imaginar fantasmas. Eso les gusta más que las flores.

Tuesday, January 26, 2010

Hit the road!

Estoy tratando de escribir de nuevo.

Era algo que de verdad disfrutaba muchísimo, y de pronto pasó algo. No sé exactamente qué, pero de repente ya no me daban ganas de escribir. No es que no estuviera pensando, sólo que ya no quería escribirlo. Cuando lo hacía me parecían puras pendejadas. Tenía la impresión de que nada de eso valdría la pena leerse, que en realidad daba lo mismo que estuviera ahí o no.

Mi blog, mi noble y bienamado blog siempre ha sido una cosa más o menos personal. La verdad es que nunca filtro lo que pongo aquí, y es una ventana bastante clara al interior de mi enorme cabeza. Y esa era la bronca-- de pronto ya no me gustaba lo que había ahí. Siempre me he sentido cómodo en mi piel y nunca he tenido demasiadas broncas conmigo.

En realidad, podría decir que me gustaba mucho ser yo. Y me gustaba mucho el mundo. Mucho.

Sé que suena muy extraño, y la verdad es que yo tampoco lo entiendo, pero siento una fascinación infantil por un montón de cosas. Tanto que llega a estorbarme. Desarrollé el mal hábito de pensar en todo al mismo tiempo y era increíble. Poco práctico pero increíble. Estamos rodeados de información y patrones y relaciones entre las cosas, y si le quitas el freno de mano a tu mente y dejas a todo entrar, el mundo se transforma en un espectáculo ensordecedor. Es demasiado. Simplemente es demasiado. Si estás simultáneamente maravillado por la complejidad de tu sistema vascular, las relaciones climáticas de las nubes y las distancias entre los objetos del espacio terminas teniendo casi una epifanía, acostado en el pasto con cara de idiota.

Cada quien vive en su propio mundo y yo era muy feliz en el mío. Y entonces pasó algo. Se me murió algo, por decirlo así. Es como si hubiera estado perdidamente enamorado del mundo y ahora pasara por un desencanto que lastima, pese a lo terriblemente cursi que suena eso. Hasta pensé que eso era nomás madurar, después de todo la gente grande nunca se detiene a ver un bicho interesante.

Pero.
Entonces.

Se me pasó. Llegó poco a poco y poco a poco se fue. Claro, no es ningún secreto que mi corazón tuvo un par de rounds en los que le tocó una saludable paliza, pero no creo que hay sido exactamente eso lo que me puso en tan agria tesitura. Porque ahora parece nomás parte de lo que hace tan interesante al mundo y tan rica la experiencia humana. Después de todo siempre he estado dispuesto a experimentar mi condición de mortal sin demasiadas restricciones y no soy quebradizo.

Entonces, como siempre, izo las velas y avanzo.

No sólo porque no haya en realidad tantas opciones, sino porque de verdad parece lo correcto.

Y no es para lastimarte ni para despedirme. Sabes que te quiero y que te voy a querer siempre. Hay que recoger los platos rotos y prepararse para la próxima función. Ya con el tiempo le encontraré sentido y al final me hará una persona más grande. Y necesito ser una persona grande para vivir una vida grande.

El show debe continuar.

Saturday, January 23, 2010

Silly rabbit.

No sé por donde empezar. No quiero que sea por el principio.

Ya sé. Voy a comenzar diciendo que Inglaterra parece un conejo.

Éste es el primer post del año, y estaría bien estrenar tono. 2010 pinta como todos los años-- grande, jodido, magnífico y a la expectativa de algún cambio profundo prometido hace mucho. Los años siempre comienzan así, con el sabor de boca que resume el año pasado, la mirada puesta en el futuro y una vaga sensación de reset, de segunda y tercera y vigésima oportunidad.

Entonces, con 2010 entramos a los segundos dígitos y la novedad del milenio comienza a deslucir, no tenemos autos voladores ni sirvientas robots copa C; tenemos crisis financiara y malaria, no tenemos la cura para el cáncer ni base en Marte; tenemos ipods, facebook, cambio climático y las mismas guerras de siempre por la mismas razones de siempre.

No tenemos la interfase neuro-digital y seguimos subyugados a los límites heurísticos de nuestros primitivos cerebros. No tenemos fábricas de órganos ni brazos cibernéticos. Tenemos fábricas de GAP en China y niños soldados en Sudán. Tenemos obesidad, diabetes, suicidio, hambre, anorexia, prejuicios, miedo, ignorancia y soledad-- más soledad que nunca en en la era de la comunicación.

Deforestación, extinción, explotación, degradación.

Bajo muchas luces, el Mundo pareciera estar marchando con paso firme al carajo, y el hombre se ha convertido de pronto en un gordo muerto en vida pudriéndose frente a la televisión, apático y estúpido, que da cuenta de lo inevitable de su destrucción y todos los días decide no hacer nada al respecto. Ésta escena decadente hace tentador imaginar ésta era como el final de la historia.

Pero Inglaterra todavía parece un conejo.

Eso es particularmente importante ahora que necesitamos más que nunca las conexiones insospechadas, la inocencia, el idealismo bruto y nítido, el valor a granel, la creatividad, la voluntad inquebrantable de los que elijen seguir peleando, enfrentar el mundo y sus demonios con la frente en alto y de buena gana.

Es una idea infantil, pura, brillante: esa certeza de que el Mundo, con mayúscula, no tiene que ser sólo éste, que podemos hacerlo mejor y que tenemos esperanza mientras haya quien tenga los cojones de seguir imaginando, pintando, tomando con ligereza la temporalidad de todas las cosas y combatiendo el desencanto con la perplejidad maravillosa de los ojos de un niño.

Yo no quiero vivir a medias y en sepia. No quiero un cuento insípido y pasmoso.

Quiero algo más.