Saturday, January 23, 2010

Silly rabbit.

No sé por donde empezar. No quiero que sea por el principio.

Ya sé. Voy a comenzar diciendo que Inglaterra parece un conejo.

Éste es el primer post del año, y estaría bien estrenar tono. 2010 pinta como todos los años-- grande, jodido, magnífico y a la expectativa de algún cambio profundo prometido hace mucho. Los años siempre comienzan así, con el sabor de boca que resume el año pasado, la mirada puesta en el futuro y una vaga sensación de reset, de segunda y tercera y vigésima oportunidad.

Entonces, con 2010 entramos a los segundos dígitos y la novedad del milenio comienza a deslucir, no tenemos autos voladores ni sirvientas robots copa C; tenemos crisis financiara y malaria, no tenemos la cura para el cáncer ni base en Marte; tenemos ipods, facebook, cambio climático y las mismas guerras de siempre por la mismas razones de siempre.

No tenemos la interfase neuro-digital y seguimos subyugados a los límites heurísticos de nuestros primitivos cerebros. No tenemos fábricas de órganos ni brazos cibernéticos. Tenemos fábricas de GAP en China y niños soldados en Sudán. Tenemos obesidad, diabetes, suicidio, hambre, anorexia, prejuicios, miedo, ignorancia y soledad-- más soledad que nunca en en la era de la comunicación.

Deforestación, extinción, explotación, degradación.

Bajo muchas luces, el Mundo pareciera estar marchando con paso firme al carajo, y el hombre se ha convertido de pronto en un gordo muerto en vida pudriéndose frente a la televisión, apático y estúpido, que da cuenta de lo inevitable de su destrucción y todos los días decide no hacer nada al respecto. Ésta escena decadente hace tentador imaginar ésta era como el final de la historia.

Pero Inglaterra todavía parece un conejo.

Eso es particularmente importante ahora que necesitamos más que nunca las conexiones insospechadas, la inocencia, el idealismo bruto y nítido, el valor a granel, la creatividad, la voluntad inquebrantable de los que elijen seguir peleando, enfrentar el mundo y sus demonios con la frente en alto y de buena gana.

Es una idea infantil, pura, brillante: esa certeza de que el Mundo, con mayúscula, no tiene que ser sólo éste, que podemos hacerlo mejor y que tenemos esperanza mientras haya quien tenga los cojones de seguir imaginando, pintando, tomando con ligereza la temporalidad de todas las cosas y combatiendo el desencanto con la perplejidad maravillosa de los ojos de un niño.

Yo no quiero vivir a medias y en sepia. No quiero un cuento insípido y pasmoso.

Quiero algo más.

1 Comments:

At January 25, 2010 at 7:19 PM, Blogger Regina Weinbach said...

Buen comienzo de año con esta entrada!!!! inicia con fuerza, con crítica y termina con una gran fe y esperanza... y así será... la vida aún está llena de colores y sabores..aún hay mucho por conocer, aprender y cambiar..

 

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