Monday, April 12, 2010

@ the bar.

Recuerdo particularmente el día que lo conocí.

-Mira, no te ofendas, y muchas gracias Satanás, pero la verdad es que no me interesan las putas de seda.


Desde el principio insistió en que le hablara de tu. Y la verdad es que es fácil hacerlo. A él le importa muy poco cómo le digas, entiende bien que necesitamos una palabra para referirnos a las cosas. Porque lo que es en realidad ni siquiera se puede pronunciar. Es difícil describirlo. Recuerdo que ese día traía una camisa azul muy fina, que a mi me parecía que le quedaba un poco chica, pero seguro él creía verse guapísimo. En fin, le serví una cerveza oscura. Yo pensaba que el Demonio pediría algo sofisticado, un martini por lo menos-- con los días me fui dando poco a poco cuenta de lo diferente que es en realidad a la forma en que nos lo imaginamos.

Siempre llega cansado y vagamente triste, y si no se vistiera tan bien parecería que trabajaba en una oficina. Abatido, se sienta con la cabeza gacha en la barra y me llama con la mano. A veces bebe un trago y se va sin decir nada, pero a veces tiene ganas de platicar. Es muy listo. Cuenta unos chistes magníficos. Y deja propina. Y para como están las cosas, no soy nadie pare despreciar una buena propina.

La única vez que de verdad lo hice reír fue cuando que le pregunté si no estaría triste porque su trabajo fuera demasiado bien.

Ese día me tomé un vodka tonic con él. Ah y eso, estoy seguro de que insistiría que en la minúscula, no querrá que se lo vayan a confundir con Él, ¿sabes? Fue gracioso. Porque estoy bastante seguro de que no cree en Dios. Al menos nunca se queja. Y de verdad creo que somos algo parecido a los amigos. Yo trabajo aquí, y nunca lo he visto fuera del bar. Supongo que comprende que yo trabajo aquí pero él no; él no viene a venderme nada, sólo a tomarse un trago. Por eso nunca ha vuelto a ofrecerme nada. Nada. Ni un cigarro. El día del vodka tonic me lo pagué yo.

Me pregunta cosas obvias. Cosas que uno pensaría que ya debería saber. Cosas como si extraño a mi hermana o si me gustan los gatos o si me da miedo tal o cual cosa o envidia tal o cual tipo. Creo que podemos ser amigos porque en general me gusta mi vida, y no se me queman las entrañas por cambiar nada.

Hace una semana que Satanás no viene y estoy un poco preocupado.

El mes pasado tuvo una racha con la idea de que el hombre era una cosa de verdad maravillosa. Y es que él es viejo, muy viejo. No le sorprende nada y se las sabe de todas todas, pero me dijo que el hombre todavía lo toma por sorpresa a veces. A lo mejor por eso viene al Mundo. Supongo que a Dios le pareceremos más aburridos. Creo que él es más como nosotros. Es algo que he podido leerle entre líneas. Que está muy por debajo de la implacable imparcialidad del mero mero. Parece ser una criatura intermedia. No sé si haya más. Tal vez.

La última vez que lo vi le pregunté si le gustaba su existencia. Tardó en contestar. Le dio un buen trago a su cerveza y luego un par de fumadas a su cigarrillo, con la mirada clavada en el estante detrás de la barra. Luego inclinó la cabeza con una sonrisa a medias.

-La verdad es que ya no estoy seguro.

Suspiró. Y se terminó el cigarro en un silencio pensativo.

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