GI-tract!

Muy bien. Basta de tonterías, quizá en mi lengua materna pueda escribir algo más o menos decente. Han sido días difíciles. Alguien a quien amo está lejos, y eso duele. Pero sé que no sirve de nada lamentarse o entregarse a la desesperanza. Un espíritu más débil, se abandonaría y sería cargado irremediablemente por la chingada. Afortunadamente, mi espíritu está lejos de ser débil. Cuento con una de esas inusuales certezas, una de esas cosas de las que uno simplemente está seguro más allá de cualquier duda y ni siquiera puede explicar por qué. Estoy completamente seguro de algo, y ella lo sabe. Así que pase lo que pase, mi rostro se mantiene en alto.

Así que voy a hablar de los diseñadores de interiores. Más particularmente de los diseñadores de muebles. En primer lugar, me parece una tontería pagar una fortuna por un sillón que sea más bonito que cómodo. Ahora, si es ergonómico y hermoso, pues todo mundo gana. Quizá sea producto de un pragmatismo patológico, pero estoy seguro de que hay un límite en el significado que se puede imbuir y luego atribuir a un mueble.

Quizá un diseñador de muebles que vende un sillón minimalista en 30mil euros sea un genio genuino y su sillón como un haiku a los ojos de un conocedor, mientras que para mí (simple mortal) es un sillón cuadrado y duro. Tal vez se deba a esa cualidad quasimágica que le damos a las celebridades, si tal diseñador dice que uno es mas bruto que un australopiteco si no derrama una lágrima contemplando semejante proeza mueblo-espacial, ¿quién soy yo para llevarle la contra?

O quizá no tenga que ir tan lejos. Bástale reconocer cuan comprensible le resulta que un hombre común, un gentil, un plebeyo del saber, no pueda apreciar la sublime poesía del anguloso engendro (de vinil, blanco, por supuesto) que se le presenta y le hace pensar en los homínidos oníricos de Odisea 2001 frente al monolito. Desde luego, el diseñador plantó intencionalmente esa referencia en su obra, solo para hacer sentir mal al hombre promedio.

Iré mas lejos; ¡un hermeneuta palidece y se laxa ante el texto sillonoso! Mientras que nosotros, los desdichados, los ciegos, a los que no nos tocó ni un ápice de la sensibilidad indispensable para saborear con el neocortex y el cerebelo algo de tan inusitado parangón, miramos desde lejos mientras nos aventamos piedras/caca los unos a los otros.

Pero si tú eres un hombre extraordinario, o una mujer sensata; al instante te inunda la urgencia de expresar toda la gloria intelectual que contienes, todo el abanico cromático emocional del abrigo de José el soñador, toda pompa, la fábula, la ironía, el idealismo y todos los más nobles sentimientos a los que aspira el ser. Y solo ESE sillón lo dice todo.

Claro, si pagas los 30mil euros.

Desde luego, la imágen no tiene absolutamente nada que ver con el texto. A menos que se lea más de lo necesario.

Mañana: Top 10!