Get up, stand up.

La Instrumentalización tendrá que esperar. Hoy voy a hablar de los dilemas.

Ahora, por principio, yo no creo en los dilemas. Principalmente por que no creo en el bien y el mal como cosas reales sino referenciales, y podría decirse que carezco absolutamente de moral. Sin embargo, y en el mas puro estilo de Siddhartha Gautama, tiendo naturalmente a hacer lo me parece correcto. Soy de la idea de que es preferible tener un número reducido de nociones del significado de la iluminación y seguirlas celosamente, que comprar el Manual de Carreño de Protocolo y Etiqueta y romper sus máximas a escondidas en una de esas catarsis de hipocresía; que tan frecuentemente acontecen en la sociedad moderna.

Pero no discutimos ni a Siddhartha ni a Carreño. Hablamos de dilemas. Un dilema es una situación en la que se tiene que elegir una opción entre varias, y la respuesta óptima no es evidente. Tres dilemas son una crisis. Tres crisis son un desmadre. Ahora, es fácil argumentar que los dilemas solo se le presentan a gente con valores poco claros (idealmente, uno siempre haría lo que le parece correcto) pero no es necesariamente así. He pensado en ello por que una amiga está en un dilema. Su dilema, surge según yo de la incompatibilidad de dos valores ante una situación dada; en la cual ambos valores resultan mutuamente contradictorios.

¿Qué es lo correcto? Lo que me hace feliz. Desafortunadamente, hay un conflicto: es necesario elegir entre la satisfacción inmediata, física y a corto plazo, de alta intensidad o la satisfacción intelectual y personal de haber guardado respeto a un ideal impalpable, que solo resulta evidente en retrospectiva. Ambas tienen pesos similares, es una tontería menospreciar el placer de las cosas simples. Mi amiga me pidió consejo y le di uno bastante mediocre: Haz lo que quieras.

Haz justamente lo que desees hacer. A la mierda todo lo demás. Tu única responsabilidad es asegurar tu propia felicidad. Ahora, si tu naturaleza implica que hacer felices a los demás te hace feliz, pues todo mundo gana. Salvo claro, en situaciones como ésta.

Después de todo, estás en un dilema.