Friday, June 09, 2006

All Stars.

Hace tiempo que no escribía acá. Han pasado muchas cosas en mi vida últimamente, pero una descripción concienzuda sería tediosa, a pesar de estar salpicada de momentos cursísimos. He conocido mucha gente interesante, y ciertamente hay un par de sagas que merecen ser contadas, como el reto que resulta leer Memín Pingüin a una sueca. Hoy comenzó el mundial, así que por el próximo mes el fútbol es la cosa más importante del planeta (y por ende, si nos ponemos evidencistas, del universo conocido) (y si nos ponemos geocentristas, del universo a secas).

Hoy pensé en la moda retro. Bueno, de hecho estaba pensando en los valores inherentes que se le atribuyen a las nociones estéticas, y la forma en que son criticadas. Concluyo que como en casi todo, los retrofílicos se pueden dividir en apocalípticos e integrados. Está el retro-camp y el retro-kitsch. Comenzaré por el segundo, por que me parece más común y mas divertido.

El retro-kitsch le confiere alguna cualidad noble al pasado, y siente auténtica nostalgia por los 60s, aun si nació en los 80s. Viste ropa anticuada (que paradójicamente, está de moda) a manera de protesta y busca regresar a la autenticidad perdida; idealiza algunos aspectos de una época e ignora otros. Nadie extraña a Nixon. Piensa genuinamente que pertenece a una minoría, y que su manifestación en honesta y válida; e incluso quizá lo sea en cierto modo. Es éste regreso a la inocencia lo que le motiva.

El reto-camp, por otra parte, se burla del retro-kitsch o de la época que éste añora. Como todo lo camp, éste medianamente mordaz individuo también está seguro de estar saliéndose con la suya; se ve a si mismo en posición de burlarse de los demás y en su mente es un bribón consumado. ¡Pilluelo! Desde luego, muestra un entusiasmo desmedido en su pasión en turno, y quizá gaste más que el auténtico retrófilo, por que, por supuesto, compra su ropa en tiendas de marca.

Se me ocurre ahora un tercer tipo, el que solo está interesado en la moda. Podría incluso no saber que las playeras con el cuello de otro color y los pisos en ajedrez eran lo último en 1954-pero eso no importa. Lo que le importa es que esas camisas están en su tienda favorita y que alguien en el último reality show usa una. Ninguna ideología ni manierismos afectados y pretenciosos, nomás verse bien.

Mañana: On Chick Flicks!

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