Tuesday, June 28, 2011

Fuckin ape.

Tengo una pinche gripa del carajo.

Dicho eso, espero—no, demando cierto grado de indulgencia al saludable berrinche que voy a expectorar.

Estoy de malas, me duele la cabeza y me acosa un malestar vago y jodón, que no acaba de manifestarse del todo como un dolor bien definido en algún lado, sino que me envuelve como una sombra difusa que chinga quedito pero en todas partes.

Como el pesimismo, la gripa te sujeta sutilmente. Pero mientras el pesimismo te llena la cabeza de mierda (por algún trastorno intestinal que conecta temporalmente al intestino con el hipotálamo) la gripa te llena la nariz de mocos verdes y pegajosos, reemplazados a intervalos regulares por otros mocos casi enteramente líquidos que fluyen como lágrimas hacia el bigote y gotean cuando uno está distraído, causando la impresión de que se sufre retraso mental o quizá una embolia.

También hay mocos duros que depilan su lugar cuando son retirados (pese a que se sujetan como un animal marino al arrecife) de su sitio. Estos no son mocos de gripa, pero me pareció oportunos mencionarlos para completar tres de los estados clásicos de la materia: mocos sólidos, líquidos y gaseosos.

Ya sé que no mencioné los gaseosos. No me importa. Tengo gripa y me vale madre. También se puede argumentar que los otros son coloides. No sé si sean no-newtonianos. Tengo gripa y me vale madre.

Bien, ya tomé un antigripal y no me siento ni tantito mejor. No siento alivio, sólo rencor hacia la industria farmacéutica que promete bienestar a costa de interrumpir los procesos naturales del sistema inmunológico, y contra la sociedad capitalista que nos obliga a trabajar aburridas horas de oficina moqueando como pinches pepinos de mar enojados.

Luego me encabrona pensar lo mucho que el primate que habito es susceptible en su percepción de las cosas. No, no habito un primate. Soy un primate. Mi mente no es una cosa separada de mi cuerpo sino una consecuencia de éste. Mi mente sólo ocurre si mi cerebro funciona, igual que mi digestión solo existe si mi estómago funciona.

Así, en esencia todo lo que llamo “yo” es el producto un proceso orgánico y vulgar como cualquier otro y cualquier aproximación metafísica es una ilusión para conferirle un valor especial-- que yo soy mejor que los virus que me tienen jodido y tengo derecho a ganarles. No les voy a ganar por derecho, sino porque soy mas cabrón que ellos. Después de todo, así funciona la evolución.

O a lo mejor de veras estoy muy de malas y todo me parece indignante y molesto. Y para colmo se me antoja un plátano.

Pinche primate >:|

1 Comments:

At June 29, 2011 at 4:04 PM, Blogger Katharine said...

Me gusta.

 

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