Wednesday, December 21, 2005

Man and Winter.

Hans camina y camina mirando al suelo por las calles de Berlín. Qué solo se siente ahora que el invierno es adolescente y las nubes plomizas tapizan el cielo con inexorable uniformidad. El olor a sal le hace pensar involuntariamente en el mar y en su Kris, rubia y pálida bajo un sol raquítico que no da para broncearse y su infantil y purísimo amor jurado a los once años en el muelle 23.

Hans camina y camina y ya está enumerando su vida por las calles de Berlín. El colegio y los cigarros que daban placer fingido a las tres y media de la tarde, todos los días. El cotilleo de casillero, las bancas frías y siempre, siempre era invierno en ese edificio sin alma atestado de esperanzas e idealismos y pasiones y vendettas que se forjaban con los puños y con los labios.

Hans camina y camina y le llama la atención como siempre la idea de que antes de Berlín todo aquello era bosque y los zorros no comían basura en los callejones y sus presas no eran plaga sino fauna y no había ningún Hans caminando y sintiéndose solo por las calles de Berlín en un invierno adolescente.

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